viernes, 20 de julio de 2018

Episodio VI: El retorno del Sonotone

La historia es cíclica, eso no es un descubrimiento. Hasta Shirley Bassey cantaba:

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"They say the next big thing is here, 
That the revolution's near, 
But to me it seems quite clear, 
That it's all just a little bit of history repeating."

Lo que antes era moda, hoy se convierte en cosa antigua de viejos; y mañana las cosas que usaban nuestros abuelos, estarán de tuberculosa actualidad.

Hace años, cuando yo era un joven melenudo, nos parecía cosa de viejos ver a esos señores que iban con una radio a transistores en la oreja escuchando un partido de fútbol en radio AM. Hoy es "trending topic" ver a los chavales con el móvil en la oreja escuchando edificantes canciones de reggaeton que dicen cosas tan poéticamente elevadas como: 

“Esa bellaca me llevó secuetrao, la puta me ha dejao con el picho pelao, que tu ere bien puta, que tu ere bien puta, que tu ere bien puta puta puta puta…”
people,portrait,adult,man,monochrome,two,music,wear

Los chavales se sienten en la cresta de la ola de la modernidad, cuando realmente están haciendo lo mismo que los señores de 89 años hacían por la calle en 1989.
Cuando llegué a España en 2003 estaban en todas las tiendas los pantalones vaqueros acampanados, esos mismos que 30 años antes llevaban los BeeGees y que un par de meses antes nos daban la risa. Los pelos largos, las barbas, las patillas, los estampados de flores, las plataformas, todo va y vuelve y es mejor no criticar el estilismo de nadie; no sea que mañana se ponga de moda y nos caiga el escupitajo en el ojo. 

Antes llevar unos cascos que te tapaban la mitad del cráneo era una estética ochentosa de lo mas ridícula, y unos años mas tarde resultaba ser que los cascos que tapaban tus orejas te daban un aspecto de hippy urbano empleado a media jornada de lo más moderno. 

Hablando de cascos y auriculares; ahora yo pido encarecidamente que alguien me explique la diferencia entre un iPod y un Sonotone.

Hasta hace dos días yo no sabía que era un iPod (pequeños auriculares inalámbricos que funcionan por blutú), y si hubiese visto uno en la calle hubiese jurado que era un Sonotone de diseño. El Sonotone es el aparato tecnológico que pone mas en evidencia la edad que uno tiene. Claro que también es algo que utiliza una persona con un grado de sordera, pero mayormente lo identificamos con un artículo que utiliza una persona que ya pasa de los 70 años; como el indasec, las barandillas para la ducha, el pegamento Corega para dentaduras postizas, y todos esos artículos que le han dado a Concha Velasco para publicitar. 

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¡Oh musa del IMSERSO!

Asi que aquello que hasta hace dos dias nos parecía cosa de viejos, otra vez es lo mas "in", lo mas "cool", y lo mas "chachi piruli" del mundo mundial. 

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¿No se puede adaptar el iPod para escuchar conversaciones lejanas como se hace con el Sonotone? ¡Que atraso! 

Hay mucha gente en el metro usando los iPods. Pero como pasaba con los móviles, la gente para fardar andaba con uno de juguete. Por eso a veces tengo la duda si son de verdad o es que alguien le ha cortado los cables a los auriculares del chino para hacerse el sofisticado. Lo mismo me pasa con la gente que habla por móvil en el metro; teniendo en cuenta la poca cobertura que hay en la mayor parte de la red, no entiendo como no se les corta la llamada. Estoy seguro que la mitad de las veces no están hablando con nadie y solo fingen tener pareja, ser exitosos, e ir a una reunión.

¿Y si se te cae un iPod? ¿A donde va a parar? Si se te cae un auricular, no va a ir muy lejos; se quedará colgado del cable. Pero el iPod no tiene de donde colgar. Y claro, quedarse con un solo iPod es un fastidio, porque toda aquella música que escuchabas en glorioso estéreo ahora tienes que escucharla en monoaural y de un solo lado del cráneo, igual que esos señores que iban con una radio a transistores en la oreja escuchando un partido de fútbol en radio AM (dejavú). Entonces resulta que ahora hay iPods con una tira sujeta a cada uno, que te puedes enrollar alrededor del cuello o la cintura. Es decir, como un auricular CON cable. O sea, te gastas 100 veces mas dinero para comprar algo nuevo que al final funciona exactamente igual que lo viejo; porque entre un iPod con correas y un auricular del Alcampo, la única diferencia es que uno te viene en una caja con una manzana mordida, y el otro en una caja con un canario.

Asi que yo recomiendo abrazar lo viejo, comprarse ropa en los mercadillos de segunda mano que huelen a naftalina, no tirar nada de lo que ha dejado de estar de moda. ¿Acaso ahora no está de moda ponerse hasta arriba de heroína inyectada como hacían nuestros primos hace 25 años? ¡Claro que si! No tires la droga, y mucho menos las jeringuillas. Que hasta hace nada los yonkis eran parias, y ahora en cambio van a todos los festivales de moda. 

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That it's all just a little bit of history repeating!

domingo, 8 de julio de 2018

La bella imperfección de la Parroquia

Me he mudado, y he vuelto a repetir otra vez lo mismo....
.... o no.

Cuando un marica llega un nuevo barrio es casi obligado responder a un ritual de varios pasos: abrir el Grindr para ver quiénes son tus vecinos, buscar el gimnasio más cercano, y por último abrir las cajas de la mudanza (las prioridades son las prioridades, ya se sabe).

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Esta vez me he quedado un poco detenido en el segundo de los pasos: buscar gimnasio. Mientras estaba buscando alternativas (ahora vivo en el centro pero sigo siendo pobre), me asaltó un pensamiento fugaz pero profundo. Una pregunta para ver si era justificado gastarse 300€ al año en el gimnasio:
"¿Realmente lo estoy haciendo POR Y PARA MÍ?"

Y dudé... y yo dudé de él..... 

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Lo que vengo a decir es que me surgió la duda, no supe responderme rápidamente a mí mismo. Me gusta pensar que lo del gimnasio lo hago para mí mismo, para verme mejor, sentirme con más energía; y todas esas cosas que uno dice para no tener que decir en voz alta que realmente lo haces para impresionar a los demás y tener algo chulo que contar. Y como he dudado, he decidido no hacerlo. 
¿Significa esto que me voy a dedicar a comer
donuts y rascarme el escroto todo el día en mi casa? 
Por supuesto que no, pero haré ejercicio de otra manera. Volveré a caminar más, haré ejercicio en casa con las ventanas lacradas y tapiadas para que nadie me vea, y cuidaré lo que como. Y me guardaré esos 300€ para ir a visitar a mi hermana y su familia, hacer algún curso que me enriquezca las "nuronas", o volver a Tokyo.

Hacer ejercicio y estar en forma es importante: repercute positivamente en la salud, aumenta tu autoestima, y te provee de una sensación de logro personal. Pero muy en el fondo uno siempre se debe cuestionar las razones verdaderas por las que hace determinadas cosas. He decidido que quizá sea mejor
reivindicar los cuerpos "normales" que buscar obsesivamente la perfección. Yo no tengo genética para ser un Adonis Griego, y probablemente sea más feliz siendo consciente de ello y actuando en consecuencia. No hablo de resignación, hablo de no intentar imposibles para complacer a los demás... especialmente cuando "los demás" son perfectos desconocidos que no se interesan por quién eres, sino más bien por llevarse a la cama el nuevo producto que han encontrando en la estantería de promociones del supermercado (en mi caso sería la de "productos a punto de caducar").

Tengo 38 años, y mi cuerpo tiene marcas de guerra. Marcas de haber vivido 38 años. Tengo cicatrices varias de cirugías, tengo marcas en la espalda de rascarme granitos que me salen cuando tengo ansiedad, me salen cuatro pelos asimétricos en el pecho, tengo un pelito en la punta de la nariz como si fuese una bruja, tengo las orejas que son de mi padre (y que llevo con orgullo) que parecen de un Elfo que ha tenido un accidente de tráfico. Todas estas marcas de batalla también me hacen quien soy, e igual es hora de aceptarlas como parte de mí. Repito que en ningún momento recomiendo la resignación, pero digo que quizá sea hora de intentar mejorar las cosas que a uno no le gustan de sí mismo, pero solo si de verdad no te gustan A TÍ MISMO... no a otros.
A mí me han rechazado porque en el momento de la desnudez me han visto esos granitos a los que me refería anteriormente. Pero en lugar de volver a casa deprimido y esconderme bajo las sábanas, ésa experiencia me ha hecho reafirmarme en el concepto de que no tenemos cuerpos "perfectos" (siempre discutiendo el concepto de "perfección") y que no es necesario que los tengamos. Nuestros cuerpos son un mapa de las cosas que hemos vivido, tienen manchas de aquella vez que te quemaste con agua caliente, estrías de aquellos hijos que has parido, pieles menos elásticas por los años que llevas en este mundo, ausencia de cabello por la cantidad de testosterona heredada de tu padre y de tu abuelo. 

Ayer estuve en el centro de Madrid viendo algunos conciertos de las festividades del Orgullo LGTB, y me sorprendió la cantidad de gente "normal" que había. Gente que no medía 1,90 mts., que no estaban forrados de músculos, que no tenían grandes melenas ni pieles bronceadas. Gente con un poquito de sobrepeso, con poco pelo, con canas, con lunares en la cara, mayores de 26 años¡Y eran todos tan bellos!
Que en un momento de revelación me di cuenta que la realidad está en la calle, no en las APPS de los móviles.

Nosotros somos nuestros cuerpos y nuestros cuerpos detallan una vida rica en batallas ganadas y perdidas. Tu cuerpo no es un "handicap", es tu templo. 
Asi que si vas a ponerte a hacer reformas, ¡Adelante!
Pero asegúrate de ser tu propio arquitecto, porque si reformas tu templo todos los días para conformar a cada uno de los feligreses; el día que ya no quieran venir a escuchar la homilía, te habrás dado cuenta del tiempo que perdiste haciendo reformas, y lo VACÍA que se te ha quedado la misa.

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La sifilítica del pueblo

     Las telenovelas nos pueden dar escenas muy bizarras e increíbles, pero a veces en su título podemos encontrar una verdad incontestable....